Un sinónimo de libertad. El lugar que, al mismo tiempo, es ningún lugar. El sitio donde comienzan las decisiones, donde todo es una posibilidad. En donde se hace la pregunta de ¿a dónde vamos? y la respuesta no importa.
Es donde comienza la sensación de “estar de viaje”. El lugar que sirve como metáfora de muchísimas enseñanzas.
Para quien no le importa el destino, sino el camino, la ruta es un amor incondicional. Es el saber que estás rumbo a un nuevo lugar.
A dedo, en bici, en colectivo, en auto, en camión, en motorhome. Sus mil formas de transitarla, la hacen aún más atractiva. El mate en mano y la música de fondo son sus fieles compañeras.
Nosotros preferimos recorrerla de a tramos cortos, despacio. Primero porque La Bochi, nuestro motorhome, no va a más de 70kms/h, segundo porque la disfrutamos mejor.
Pero no todo es color de rosas. La ruta, como casi todo, tiene su contracara. A veces, se puede volver un peligroso lugar en donde suceden cosas inesperadas, que por supuesto, nunca queremos que pasen. Pero son parte de ese mundo de posibilidades.
Uno de los símbolos más representativos de un viaje.